¿Que pasa con la vivienda en caso de divorcio?

Quién se queda con la casa en un divorcio

El proceso de divorcio es un momento difícil tanto a nivel emocional como económico, especialmente cuando hay hijos menores de edad o con discapacidad involucrados. Durante este proceso, surgen muchas preguntas para ambos miembros de la pareja, una de las cuales es la cuestión de la propiedad de la vivienda conyugal. En este artículo, se abordará de manera detallada esta cuestión para brindar respuestas claras y precisas.

La vivienda familiar

Antes de determinar quién se queda con la casa en un proceso de divorcio, es importante conocer la definición de vivienda familiar, la cual se establece en el Código Civil como el lugar de residencia habitual de la pareja durante el matrimonio. Es decir, donde conviven y mantienen la unidad familiar.

En caso de separación o divorcio, se debe atribuir el uso de la vivienda familiar a uno de los cónyuges en ciertas situaciones. Las características de cada situación se encuentran detalladas en el artículo 96 del Código Civil.

Atribución de domicilio familiar tras divorcio sin hijos

El Código Civil en su artículo 96.2 contempla un supuesto en el que el uso de la vivienda familiar debe ser atribuido al cónyuge más necesitado de protección, incluso si la propiedad está a nombre del otro cónyuge, ya sea porque están casados bajo un régimen de separación de bienes o de gananciales, o simplemente son pareja de hecho. Es importante señalar que este supuesto solo se puede aplicar si la pareja no tiene hijos o si estos son mayores de edad.

Atribución de la vivienda familiar en divorcios con hijos

La determinación de quién se queda con la vivienda familiar se vuelve más compleja si la pareja tuvo hijos durante su matrimonio. Esto se debe a que se debe considerar el tipo de custodia acordada por los padres o establecida por el juez para determinar la atribución de la vivienda familiar.

El tema de la vivienda familiar en casos de divorcio con hijos pequeños puede resultar complicado. Existen dos supuestos que se deben analizar: la custodia monoparental y la custodia compartida.

  • En el primer caso, custodia monoparental, regulado por el artículo 96.1 del Código Civil, se atribuye el uso del domicilio familiar al progenitor custodio, quien convive con los hijos menores de edad, aunque la vivienda pertenezca al otro progenitor o a una tercera persona. En cualquier caso, el interés y protección de los menores es prioritario.
  • En cuanto a la custodia compartida, es el segundo supuesto más común. Sin embargo, la ley no establece cómo se debe abordar la cuestión de la vivienda familiar en estos casos. Por lo tanto, se da prioridad al acuerdo entre los padres. Si no hay acuerdo, el juez decidirá en función de las circunstancias, pero siempre teniendo en cuenta el bienestar de los hijos.

Podemos encontrarnos con dos posibles situaciones:

  • En el primer escenario, la vivienda familiar pertenece a ambos progenitores. En este caso, se establecerá un régimen de uso compartido en el que los hijos residirán siempre en la casa. Si uno de los progenitores necesita protección, se le otorgará el uso exclusivo de la vivienda, mientras que el otro deberá buscar una alternativa habitacional.
  • En el segundo escenario, la vivienda familiar es propiedad de uno de los progenitores. En este caso, el uso de la vivienda corresponderá únicamente al propietario o al no propietario, dependiendo de quién necesite mayor protección en función de su situación económica y familiar.

Otros puntos de interés

Antes de concluir, queremos aclarar una duda común: ¿puede el dueño de la vivienda familiar venderla sin el consentimiento del otro progenitor? Si el cónyuge no propietario tiene la custodia de los hijos y derecho a usarla, la respuesta es no. En este caso, un juez deberá evaluar la situación especial de protección y determinar si sigue existiendo o no.

Siempre es recomendable consultar a un abogado especialista en divorcios si hay alguna duda al respecto. De hecho, es esencial contar con su asesoramiento antes de iniciar un proceso de divorcio para garantizar los derechos respectivos de los progenitores.

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